DE MI VIDA DE SIEMPRE A LA INCERTIDUMBRE TOTAL, OUCH!

Se nos están presentando de manera evidente, aspectos con los que hemos convivido siempre, que han determinado nuestro modo de ver y hacer, modos de vivir que hoy parecen desmoronarse frente a nosotros sin concesiones ni pausa, como si fuera imprescindible que algo de eso tiene que caer para poder seguir… no solo poder seguir, sino seguir VIVIENDO MEJOR; y lo digo así porque desde la libertad inherente a nuestra especie, podemos ELEGIR si seguimos o no repitiendo patrones, si seguimos o no manteniendo modos obsoletos/inservibles/dañinos, y porque a veces, aunque toda la evidencia diga que mantenernos en los moldes conocidos nos lleva al precipicio de la infelicidad, en cualquiera de sus manifestaciones, la necedad -que también es parte de nuestra condición humana-  hace su jugada tramposa para dejarnos pegados sin aprender las lecciones que nos permiten desarrollar nuestro potencial. Cosas de lo humano, digo yo, cada uno tiene su proceso, su tiempo, su ritmo. Si hay algo que aporta es la aceptación del camino, saber que estamos en ejercicio. El camino es la meta.

He estado acompañando a personas desde hace años, y creo que nunca antes presencié movimientos tan potentes de caída de estructuras de todo tipo, como en este último tiempo.

Las viejas premisas ya no nos sirven más. La base que pisamos se tambalea, la cancha que conocemos se desdibuja. Eso nos pega a nivel afectivo/emocional fuertemente, implica atravesar dolores, pena, miedo, sentirnos perdid@s, desorientad@s, confus@s, porque así funciona la psiquis cuando nos enfrentamos al miedo profundo de la incertidumbre total de la vida, a lo desconocido, a no saber qué viene.

En un colapso de estructuras que nos han sostenido y que ya no nos están sirviendo, por supuesto que hay miedo en cualquiera de las manifestaciones posibles de esa tan temida emoción:  susto, angustia, agresividad, pérdida de control (comer, fumar, beber, desconectarse de cualquier modo), ¿por qué?, porque no tenemos algo «claro» con qué reemplazar eso que hasta ahora ha sido un piso seguro, un lugar conocido, y aunque esté siendo tremendamente dañino, lo conocido tienta a permanecer ahí mismo, con la fuerza de la inercia.

Efectivamente, en estos procesos de caída o colapso de estructuras que nos han sostenido (como se ve en La Torre del tarot, o en El trueno del I Ching), no sabemos de qué manera vamos a continuar viviendo, necesitamos construir un “piso nuevo”, acorde a nuestro presente, a nuestra realidad actual, por tanto nos exige la mayor claridad posible para distinguir cuánto de lo que veo corresponde a una apreciación teñida por la historia de mis vivencias infantiles, de los impactos afectivos que aún pudieran estar marcándome, de las cargas de mi linaje, y en general, de cualquier desvío que no se corresponda con mi actualidad: VER con claridad es necesario y es probable que en momentos como estos necesitemos ayuda para lograrlo.

Enfrentar que ciertas cosas no son como queremos o no lo han sido en nuestra historia, nos hace sentir dolor, conflicto, pataleo, rebelarnos.

Nuestra/o niña/o con su inocencia y necesidad de protección/ contención, mezclada con este ser adulto que ve la vida con todo lo que trae, uff! Sin duda un tránsito que puede ser difícil.

Sea lo que sea que esté desmoronándose frente a ti, debes saber que no eres un caso aislado, es un movimiento colectivo, somos hart@s en esto, distintos temas pero en el fondo lo mismo. Algo que nos sostuvo, tiene que caer… Más bien, es una oportunidad para dejarlo caer. Y para que eso pase, no nos podemos saltar la pasada por el lío emocional. 

Busca formas y espacios para expresarte: llorar, hablar, suspirar, dejarte caer, patalear, cantar, gritar lo que sientes 

Busca sostén en tu red de apoyo, en tus vínculos confiables. 

Si estás sol@, busca ayuda en grupos terapéuticos o terapia individual.

Re – une tus recursos y úsalos, siempre tenemos algún recurso: deporte, naturaleza, lecturas, prácticas contemplativas, artes.

Conecta con tu fortaleza interior, mira el camino recorrido, no te empequeñezcas, reconoce lo que ya sabes, lo que has aprendido, tus experiencias anteriores, los desafíos que atravesaste. Confía en ti!

Recuerda que nunca estás sol@, aunque a ratos te parezca que sí.

Te abrazo

Margarita Arredondo Ríos.

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